lunes, 10 de enero de 2011

LOS BICHARROS (Genética y Sociopolítica) 12ª y última Parte


SOL DE MEDIANOCHE

Repase en mi mente la enorme cantidad de errores que cometimos al observar algo que no entendíamos, teníamos tendencia a aplicar una mirada cultural sobre todo lo nuevo e incomprensible, buscábamos ejemplos y comparaciones tranquilizadoras y nuestra pretendida racionalidad se iba por la cloaca.

“Humanizar” todo lo que no entendíamos era una estrategia habitual, así teníamos mascotas a las que “solo les falta hablar”, y que son “casi humanas”, sin pensar que al negarle su esencia tambien les negamos la felicidad.

Recién ahora estábamos viendo a los Bicharros como seres inteligentes y capaces de elaborar estrategias de largo plazo, recién entendíamos que no eran unos insectos que observábamos desde la cómoda seguridad de nuestros microscopios, ahora comprendíamos que eran una amenaza a nuestra seguridad y tal vez a nuestra existencia y terminaríamos haciendo lo que hacemos cuando algo nos amenaza y nos hace sentir miedo, los exterminamos, porque no existe nada tan mortal como un ser humano asustado.

Los Bicharros eran una anomalía en nuestra cotidiana realidad, no habría un nuevo paradigma que los explique y los incorpore, nadie estaría de acuerdo en asumir ese riesgo, cada vez estaba más claro, para mi, que el fin de los Bicharros estaba cerca.

La voz de David me saco de mis pensamientos, Salí de mi habitación y mi amigo me indico que entrara al salón que hacía las veces de sala de reunión, allí estaban el burócrata de la Universidad, el de la Fundación y un tipo enfundado en un uniforme de fajina del ejercito, los galones indicaban el grado de Coronel, pensé que el informe de David había sido auténticamente dramático.

Después de las presentaciones, el burócrata de la Universidad comenzó un discurso sobre la seguridad y la responsabilidad de la Universidad en el experimento, pero fue interrumpido por Juan José que entró en la sala sin golpear, pidió perdón y me dijo que tenía algo urgente que decirme, fui hasta la puerta y J José en voz baja me anuncio que los Bicharros estaban tratando de entrar en D1 y D2, me dijo que había tomado la decisión de cerrar la esclusa que comunicaba con el resto del complejo, de momento los Bicharros se adueñarían de ambos Domos pero no saldrían al exterior.

Le dije que siguiera vigilando ambos domos y que investigara si había intentos de atravesar la pared de concreto que separaba los Domos del exterior, y si había signos de actividad que indicaran que había algún intento de penetrar a los laboratorios a través del piso del Domo, el salió corriendo y yo entre a la sala.

Cuando me senté tenía 4 pares de ojos clavados en mi persona, les explique las novedades y las ordenes que había dado, la piel del burócrata era de color ceniza, y salvo el Coronel que tenía cara de “yo sé que hay que hacer en estos casos”, el resto mostraba gran preocupación.

Yo tome la palabra.

Les dije que a mi juicio había dos caminos, tratar de controlarlos, cosa que dudaba, o exterminarlos, pero deje en claro que esa opción debía ser discutida con quienes podían aportar datos sobre la forma de hacerlo, ya que no podíamos arriesgarnos a una dispersión en el medio ambiente, yo, con mi pequeño discurso esperaba contener algún intento insensato del Coronel que transformara al remedio en una nueva y más dañina enfermedad.

El método más eficaz era hacerlo dentro del Domo, acordamos probar algún insecticida en D1 y en D2, cuando terminaran de penetrar, podríamos medir el efecto.

Cuando observamos la exclusa del lado que daba al Domo principal, vimos con sorpresa que la estaban atacando con algo corrosivo y ya habían logrado horadar parte del metal, yo calcule que en no más de 24 hs entrarían, después de todo los Bicharros también actuaban “culturalmente”, los insectos tenían una relación intima con los productos químicos, formaban parte de su vida y de sus estrategias de ataque y defensa, feromonas, venenos, sustancias irritantes, enzimas y una larga cadena de etcéteras, se contaban en su arsenal, este podía ser un buen punto para comenzar a conocerlos más profundamente, después de todo una de las reglas de oro de cualquier manual de estrategia decía que lo primero que hay que hacer con el enemigo es conocerlo.

Aclaremos la palabrita, “conocerlo” no es lo mismo que “entenderlo”, ya que si lo entendemos corremos el riesgo de identificarnos con él, y podría jugarme la parte más preciada de mi cuerpo a que eso no era contemplado por ningún manual militar de esta galaxia.

PRIMERA BATALLA

Colocamos en la parte alta del Domo un tubo por el que inyectaríamos un coctel con Dioxina en cuanto entrasen los Bicharros.

Y finalmente entraron, nosotros les tiramos el coctel con los dedos cruzados, los Bicharros se encogieron como bolitas, se quedaron quietos mientras nosotros conteníamos la respiración, cuando estábamos a punto de empezar a festejar, se levantaron y siguieron con lo suyo como si nada.

Nos miramos decepcionados, nuestro primer ataque se había transformado en una declaración de guerra, ¿Qué harían los Bicharros ante el ataque?, yo me jugaba la otra parte más importante de mi cuerpo a que no tardarían en lanzar el contra ataque, de pronto entendí que se nos había acabado el tiempo, todo lo planeado ya no servía para nada, muy a mi pesar tuve que reconocer que era la hora del ángel de la muerte enviado por Jehová, después de todo el Coronel tendría oportunidad de hacer lo suyo.

En solo 15 minutos estábamos reunidos, esta vez todos menos los estudiantes que se quedaron de vigías en la sala de vigilancia.

Por lo visto los biólogos, incluido mi amigo, se sentían culpables, porque todos me miraron a mi esperando mi palabra, yo los maldije por lo bajo porque me endilgaban la responsabilidad de habilitar al ángel de la muerte, suspire y dije,

-nos quedamos sin opciones y sin tiempo, no queda más remedio que destruirlos lo más rápidamente posible.

El Coronel tomo aire y saco pecho, creí que los botones de la chaqueta acabarían con la vida de Uma que estaba enfrente, en su rostro se dibujo un gesto de satisfacción, al fin podría dejar caer su fuego sagrado sobre la perversa anomalía creada por esa banda de civiles descarriados.

Yo pregunte, más que por curiosidad por ver si le podía amargar un poco la fiesta.

-Como piensa hacerlo, no olvide que es prioritario garantizar el exterminio total.

El burócrata asentía enérgicamente, el Coronel me respondió, y yo debí reconocer, muy a mi pesar, que la solución que proponía tenía sentido.

Se dio una alarma general, las instalaciones debían evacuarse por completo en solo 1 hora, todos corrimos a juntar nuestras cosas, ya en mi habitación tome mi laptop y le inserte un pendrive que me habían regalado en una librería, tenia estampado publicidad del negocio, yo esperaba que pasara el control, porque imagine que no iban a dejar salir información sobre todo el experimento, los fracasos no salen en los diarios, es mejor olvidarlos, y supuse que no sería idea del Coronel sino del burócrata, después de bajar todos mis archivos me lo colgué del llavero, tenía un aspecto de lo más inocente.

Tome mis petates y la laptop y me dirigí a la salida del complejo, tal como supuse en la puerta había un reten y todos eran revisados y confiscados, laptop y papeles iban a parar a un cajón, junto con el coro de protestas, no lejos el burócrata miraba satisfecho, yo me aferre a mi laptop e invoque derechos, hasta que con mi mejor cara de ofendido la deje, nadie noto mi pendrive, fui hasta mi automóvil donde me esperaban David y Uma, subimos y empezamos a transitar el camino hasta la ruta, al salir vimos a unos 200 Mts varios camiones del ejercito un Jeep con el Coronel sentado en el Capo y un automóvil con Sebastián y Clarisa a bordo, el resto venía detrás nuestro.

Ya había anochecido, el grupo estaba en silencio, el complejo estaba oculto detrás del cerro que teníamos adelante, dos camiones partieron, uno en cada dirección para cortar la ruta, aunque a esa hora estaba desierta, el Coronel estaba con un Handy en la mano separado del grupo.

Había en todo el grupo de investigadores una sensación de fracaso y desolación, todos habían comenzado a abrigarse, porque en la puna la temperatura cae con el sol, había un gran silencio, en medio de esa oscuridad sin luna y con ríos de estrellas.

El Handy del Coronel emitió un pitido, y hubo un breve dialogo con alguien del otro lado, acto seguido cambio la frecuencia y dio una orden breve, de momento no ocurrió nada, en un par de minutos apareció un jeep por el camino lateral a toda marcha, luego se sintieron varias explosiones apagadas y todo se ilumino, habían lanzado bengalas para iluminar el Domo y la luz se reflejo en los cerros circundantes, alguien los advirtió y los señalo, nos dimos vuelta y los vimos, una escuadrilla de caza bombarderos se acercaban desde el oeste a gran velocidad, iban a gran altura y al llegar cerca de donde estábamos comenzaron a descolgarse de a uno, de sus vientres se fueron desprendiendo espadas de fuego en dirección al Domo, cuando las bombas de fosforo lo alcanzaron todo se ilumino, el fuego se elevo furioso y las sombras de los cerros comenzaron a danzar en las laderas más lejanas, fueron 4 oleadas de aviones que convirtieron el valle del Domo en una olla de roca y metal fundido, tardaría días en enfriarse, el ángel de la muerte había actuado con su proverbial eficiencia y frialdad, había desatado el Armagedón, cuando había que exterminar, el exterminaba.

Sentí en mi brazo que alguien me golpeaba, era David que me preguntaba,

-perdona, ¿pero que día es hoy?

Yo mire mi reloj calendario y le respondí.

-Son las 22 Hs del 22 de Diciembre de 2012.

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