jueves, 11 de septiembre de 2014

Sàndor Màrai -La mujer justa

SANDOR MARAI

Siempre quería otra cosa. Siempre quería ir a otro sitio. Yo pensaba que esa perenne insatisfacción era su reacción al miedo y la confusión. Pero poco a poco fui comprendiendo que lo dulce nunca era bastante dulce para ella ni lo salado lo bastante salado, y que de pronto podí apartar bruscamente un exquisito plato de pollo que el chef del excelente restaurante había asado a la parrilla con maestría y decir en voz muy baja, pero con decisión: "no está bueno. Quiero otra cosa." Y la nata no estaba bien montada, y el café no era lo bastante fuerte nunca, en ningún sitio.

Yo creía que simplemente era caprichosa. Miralá, me dije. Y la observaba. Incluso me divertía con sus caprichos.

Pero luego comprendí que su capricho brotaba de un pozo tan profundo que yo no podía llegar a ver el fondo. Era el pozo de la pobreza. Judit estaba luchando contra sus recuerdos. A veces me conmovía ver cuánto se esforzaba por ser más fuerte que sus recuerdos y reprimirlos con una disciplina ferréa. Pero algo se había desbordado en su alma al derrumabrse las presas que se alzaban entre su pobreza y el mundo.

Ella no quería algo mejor o más brillante de lo que yo le ofrecía: ella quería "otra" cosa...¿Entiendes? Como el enfermo grave, que piensa que en la otra habitación se sentirá mejor o que en algún lado hay un médico que sabe más que el que lo trata, o un medicamento más eficaz que los que ha tomado hasta el momento. Quería otra cosa, algo diferente. Y a veces se disculpaba por ello.. No decía nada, sólo me miraba, y ésos eran los momentos en que yo de verdad sentía más cerca de mi su orgullosa y ofendida alma: me miraba casi con impotencia, como si supiera que no podía hacer nada porque su pobreza y sus recuerdos eran más fuertes que ella. Y luego sonaba con fuerza un grito en su interior que superaba la muda súplica que se leía en su cara. Aquella voz interior pedía otra cosa. Y desde la primera noche.

¿Que quería? La venganza. Todo. ¿Como quería conseguirlo? Ni ella misma lo sabía.

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